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COMENTARIO DE IMÁGENES P.256
En la fotografía en color observamos los restos de la ciudad japonesa de Hiroshima tras haber sufrido el lanzamiento de la primera bomba atómica. No se aprecian construcciones en altura y sólo destacan los solares a los que se han reducido los antiguos edificios, mostrando la magnitud de la explosión.
En el gráfico se observan las estimaciones (optimistas, es decir, a la baja) del número de muertos en la II Guerra Mundial. La cifra total alcanza (-lo sumamos mentalmente y de forma aproximada-) unos 38 millones de muertos. Los países que más sufrieron fueron: la URSS, con 17, Polonia, con 6 (muchos de ellos judíos) y Alemania, con algo más de 5 (en el caso alemán y en el de Polonia, al tener un número de habitantes mucho menor que la URSS, la cifra de muertos es muy significativa). Destaca también el alto número de víctimas en un pequeño país como Yugoslavia; mientras que, a diferencia de la I Guerra Mundial, Francia o Reino Unido (dentro de la Commonwealth) experimentaron un número de bajas menor.

La II Guerra Mundial fue el mayor conflicto de la historia de la humanidad, al extenderse a casi todo el mundo. Las cifras de muertos fueron altísimas (en otras estimaciones se acercan a los 60 millones). Esto supone que el 2% de la población mundial, la mayoría civiles –a diferencia de la I Guerra Mundial-, desapareció por causa de la guerra (la población era de unos 2.300 millones). A esto hay que sumar los millones de heridos, desaparecidos y desplazados (campos de concentración, alteración de fronteras).

La magnitud de la tragedia tuvo enormes repercusiones morales. Se impuso la idea de aniquilar al enemigo, incluso como mal menor para evitar más muertes propias. Es el caso de la idea norteamericana de utilizar la bomba atómica, que arrasó Hiroshima y Nagasaki, provocando la rendición de Japón. Se convirtió en una guerra deshumanizada, porque la tecnología permitía matar a distancia y en enormes cantidades (caso de la maquinaria de exterminio nazi). Por ello se pusieron en duda todos los valores de la civilización occidental. Tanto progreso y desarrollo habían conducido a esta catástrofe, que unida a conflictos posteriores ( algunos llegan hasta la actualidad), hicieron del siglo XX el más violento de la historia.